Pintado en un estilo manierista, o incluso barroco, el cuadro representa la ciudad de Toledo. Adopta un punto de vista bajo. No obstante, la obra se toma algunas libertades en relación con la verdadera disposición de Toledo. Algunos edificios están representados en posiciones diferentes a las de su verdadera ubicación, pero fielmente representa el castillo de San Servando a la izquierda. Por debajo de él, están representados otros edificios, quizá inventados por el pintor. A la derecha se ve el Alcázar y la catedral con su campanario; en el centro se ve el corte del Tajo, atravesando el puente de Alcántara. Los monumentos están iluminados por una luz fantasmagórica que retrata sus perfiles nítidamente
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